domingo, 8 de noviembre de 2009

Comandante Castro v/s General Pinochet.


Ciertamente no sería arriesgado afirmar que los científicos políticos han dedicado la mayor parte de su estudio a las democracias. Dicha producción no se limita sólo al análisis de la democracia como régimen, sino también a sus “subproductos”, tales como el sufragio, los partidos políticos, el sistema político que en ella pueda existir –presidencialismo, parlamentarismo, semi-presidencialismo–, etc. También es sabido que de esa producción académico-intelectual se ha establecido que no todas las democracias son iguales. De la misma forma pero con menos cantidad de estudios, según Uriarte, se han señalado parámetros para diferenciar lo que, en consenso, los politólogos han denominado regímenes “no democráticos”. Según el autor antes señalado, los estudios existentes sobre los regímenes no democráticos, se han concentrado en occidente y giran, en buena medida, en torno a dichos regímenes presentes en esta misma área geográfica el siglo pasado, tales como el fascismo, el nazismo y el comunismo. A pesar de lo anterior, Uriarte afirma que existe extrema escasez y debilidad en la producción en torno a sistemas no democráticos, lo que hace que los conceptos que se utilizan para describir los anteriores estén poco depurados, las tipologías sean demasiado diversas y difusas, y que los sistemas no democráticos del mundo se conozcan muy poco. (Uriarte, 2002). Incluso existe cierta “desviación” del tema en particular cuando Leonardo Morlino en su escrito “Los autoritarismos” establecía una diferenciación entre regímenes militares, regímenes civiles-militares y regímenes civiles y dentro de estos últimos distinguía los nacionalistas de movilización, los comunistas de movilización, los fascistas de movilización y el neo-totalitarismo religioso (Morlino, 1993). Con esto en evidencia, el presente ensayo se convierte (por lo menos) en necesario, ya que en él se plantearán y discutirán los temas, aspectos, criterios e indicadores que debieran ser considerados en un estudio comparativo entre el régimen de Augusto Pinochet en Chile y el de Fidel Castro en Cuba.

Numerosos y variados conceptos se han utilizado para explicar las características de diversos sistemas no democráticos. Tiranía, despotismo, autocracia, cesarismo por nombrar algunos. Pero el concepto en torno al cual existe mayor consenso debida su utilidad para definir los rasgos generales comunes de los sistemas no democráticos es el de dictadura. Es ahí donde los sistemas de Pinochet y Castro convergen.

Giovanni Sartori definía la dictadura como un gobierno caracterizado por tres rasgos: la dictadura es un gobierno no democrático, constitucional, y un gobierno por la fuerza o violento. En primer término Sartori opone la democracia a la dictadura entendida la primera como poder en el pueblo y la segunda como poder en el dictador. Luego Sartori establece que las dictaduras serán no constitucionales ya que el dictador ejercerá un poder no controlado ni fiscalizado por ningún limite constitucional. Lo que no significa que no haya leyes, de hecho, el dictador puede gobernar con leyes, pero es él mismo quién diseña la ley (Ej. Constitución de 1980 en Chile y Ley Fundamental de la República en Cuba). Finalmente este autor señala que las dictaduras se caracterizarán por la violencia, la coacción y la difusión del terror (Sartori, 1992).

Se hace ciertamente complejo separar y diferenciar un análisis comparativo entre Fidel Castro y Augusto Pinochet de uno entre un régimen Totalitario y uno Autoritario. Tanto el Autoritarismo como el Totalitarismo (el primero más cercano al caso Chileno y el segundo al Cubano) pueden tener una parte de apoyo popular importante. En la práctica muchas dictaduras se han sostenido en una parte de apoyo popular importante, lo que a veces tiende a olvidarse al analizárselas en contraste con la democracia. A lo anterior, cabe agregar que muchas de las dictaduras, particularmente la de Castro, apelan a lo que, en términos Weberianos, denominaríamos legitimidad carismática. En el caso de Pinochet, si bien algunos sectores le otorgan la legitimidad por rendimiento, ese apoyo se basa en consideraciones más inestables, como el interés propio de aquellos sectores que apoyaron y apoyan a su régimen. Aunque se complejisen, dadas las contrapuestas versiones entre detractores y adherentes, es aquí donde comienzan a vislumbrarse ciertos parámetros de comparación entre Castro y Pinochet. Índices de desarrollo, de nivel de pobreza, de distribución del ingreso, de relaciones económicas internacionales, al igual que en las democracias, representan claros indicadores a comparar entre estas dos dictaduras.Junto con lo extremo y violento de la dictadura, el desarrollo económico pasa a ser más que un “a pesar de… hay plata” y se convierte en un argumento sumamente considerable al momento de poner en contraste las dictaduras que aquí nos convocan. Juan Linz, por otra parte, presenta ciertos rasgos de los sistemas totalitarios:

“1) ausencia de pluralismo, 2) un partido único de vanguardia y con un preeminente rol, 3) una ideología articulada y rígida , 4) la movilización alta y continua, 5) un pequeño grupo o líder en el vértice del poder político y 6) límites no previsibles al poder del líder y a la amenaza de sanciones.” (Linz, 1975)

De la misma forma, los rasgos característicos de los autoritarismos serían:

“1) un pluralismo limitado, 2) ausencia de una ideología articulada y en su lugar una mezcla de mentalidades y valores generales , 3) escasa movilización, 4) un líder o grupo reducido en la cima del poder de gobierno y 5) limites formalmente mal definidos respecto de la acción del poder pero predecibles” (Linz, 1975).

Para efectos del presente ensayo se harán alusión particularmente al nivel o existencia de pluralismo, la existencia o no de un partido único, la existencia o no de una ideología base y motora y finalmente a la existencia de un grupo o líder en el poder. En un posible análisis comparativo, los rasgos mencionados anteriormente se convierten en evidentes criterios o ejes de comparación acudiendo a la lógica de sistemas más similares (MSS) y sistemas más diferentes (MDS). Según Uriarte, los conceptos de pluralismo limitado o ausente parecerían útiles para expresar una diferencia fundamental entre totalitarismos y autoritarismos, cual es la rigidez extrema con que el totalitarismo controla todos los aspectos de la sociedad, y la cierta flexibilidad que podemos encontrar en los regímenes autoritarios (Uriarte, 2002).

Referidos a la existencia de un partido político único, de vanguardia y con un preponderante papel, se anida ahí otro foco de comparación entre el régimen Castrista –con el Partido Comunista– y el de Pinochet el cual carece, a diferencia del primero, de un partido político de las características primeramente mencionadas.Con tendencia a relacionarse con lo anterior, la presencia de una ideología articulada y rígida también se presenta como un eje a comparar entre el golpe militar de Augusto Pinochet y la revolución Cubana de Fidel Castro, el que lideró la adopción del marxismo por el gobierno revolucionario, estableciendo uno de los primeros regímenes socialistas de América. Mientras que Pinochet se alzó con ideas –principalmente económicas– de corte neoliberal, pero que en ningún momento representaron mapas cognitivos o cosmovisiones presentes en el régimen. Los criterios anteriormente señalados responderían a la lógica de Most Different System (MDS), pero el de la existencia de un grupo o líder en el poder respondería a la lógica de Most Similar System en el sentido que en ambos casos existe un líder o grupo en el poder. Para el caso de Cuba hay un centro de poder monista, es decir existe un líder que responde a un partido, a su vez en el caso Chileno también se presencia un centro de poder monista ya que existía la Junta Militar de Gobierno pero que, en estricto rigor, era Pinochet el líder visible.

Finalmente es preciso señalar que se presenta sustantivamente complejo y, a ratos, enredado comparar las dictaduras de Fidel Castro en Cuba y Augusto Pinochet en Chile sin tender a relacionarlas a régimen totalitario y autoritario respectivamente. Quizás en un análisis comparado cabal esa tendencia se neutralice y acote, pero ciertamente no se dejará de mencionar.

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